La RSE se consolida como estrategia empresarial clave, con cinco vectores y cuatro grandes tendencias

En el seminario organizado por la UOC del 21 de mayo, Josep Maria Canyelles i Pastó, coordinador de Respon.cat y experto en RSE, hizo una revisión histórica de la evolución de la RSE desde los años 90, pasando por el punto de inflexión en 2008 y hasta el momento actual. También ubicó los cinco vectores de la RSE y las grandes tendencias que se observan en ellos. A continuación, incluimos un resumen de su participación en este seminario.

Canyelles explicó que hay gente que se posiciona desde esferas institucionales en contra de la RSE, desde sectores más liberales. Desde las izquierdas hay sectores que defienden que la RSE debería ser obligatoria.

Llega el 2008 y se publica en The Economist que la RSE es una nueva manera de hacer negocio. Se produce un cambio espectacular, que en el mundo anglosajón es evidente y aquí nos tarda un poco más en llegar, en el que el concepto de RSE no se origina por una presión de gobiernos, sindicatos y ONG, sino que es algo que nace netamente desde el mundo empresarial.

La RSE consta de cinco vectores de impacto: ambiental, económico, laboral, social y de buen gobierno. Dentro de estos, Canyelles habla de cuatro grandes tendencias de RSE: la economía circular, la empresa saludable, el propósito y los retos sociales.

La economía circular mezcla dos de estos vectores: impacta sobre los temas ambientales y económicos. Cuando mezclamos vectores es cuando involucramos a más departamentos y lo enfocamos de manera holística, lo cual es preferible.

La empresa saludable es una tendencia no tan conocida, porque normalmente es un tema más interno. En este sentido, destaca el impulso del voluntariado, como modo de contribuir a la salud mental de las personas trabajadoras.

Dentro del buen gobierno encontramos el tema del propósito. Lo que comporta es que haya una formalización, un redactado de la misión que pueda constar en los estatutos de la empresa, para que sea permanente.

Muy recientemente, después de la pandemia, los retos sociales adquieren un valor estratégico. En Cataluña, por razones históricas, hemos valorado desmesuradamente la importancia de disponer de una sociedad civil fuerte, con organizaciones que la vertebren. Esta idea de la comunidad territorial actualmente se está diluyendo, se está virando hacia una mayor individualidad. Por eso es tan importante intentar compensar esta tendencia a través de los retos sociales.